Los cuentos son un recurso educativo muy valioso, así como las películas. En palabras de Jesús C. Guillén, no debemos olvidar el poder de las buenas historias. Así pues, uno de los recursos para conocer a la tristeza es leer relatos o visionar películas que muestren esta emoción y que expliquen cómo los personajes que se sienten tristes lo superan.

Las buenas historias consiguen despertar nuestra curiosidad, que a su vez hace que nuestro cerebro segregue dopamina y nos ayuda a automotivarnos; en este caso para prestar atención a la historia y querer descubrir el final.

La propuesta es seleccionar el fragmento de la película El rey león en el que muere el padre de Simba, o el fragmento de Bambi en el que muere su madre.

Después de verlo con los niños y niñas se les preguntará cómo creen que se siente Simba o Bambi. No es recomendable entrar en el tema de la muerte, pues en estas edades aún es pronto para comprender el concepto de finitud. Así pues, se conducirá el hilo de preguntas a hablar de la tristeza del león o del ciervo, con la finalidad que los alumnos entren en contacto con la emoción de la tristeza y puedan hablar de ella más adelante.

No se recomienda esta actividad en grupos que haya alumnos que hayan pasado por una pérdida recientemente.

 

 

OBJETIVOS

• Tomar conciencia de que la tristeza la sufrimos todos.

• Hablar de la tristeza y la frustración delante de la pérdida.

• Reconocer cómo se sienten los demás: empatía.

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Tal y como ya se ha mencionado, es muy importante crear un clima de seguridad y afecto para que todo el alumnado se sienta confiado para expresar sus sentimientos. Por tanto, aquí también es recomendable formar un círculo sentados en el suelo donde todos nos podamos ver. Si tenemos una alfombra grande donde sentarnos todos y unos cojines, nos ayudarán a crear el clima de comodidad que buscamos.

En el apartado de Emociones hemos visto que nuestro cerebro está programado para evitar cualquier situación desagradable. Por lo tanto, si queremos que los niños y niñas se sientan confiados para expresar sus sentimientos, es muy importante que estén en un ambiente en el que se sientan cómodos y confiados.

Empezaremos nosotros mismos a contar una situación que nos hizo enfadar y de qué manera actuamos cuando lo sentimos.

Después, pediremos a todos los alumnos/as que expliquen uno de sus enfados y, si quieren, cómo actúan cuando lo sienten. 

Debemos ayudar a nuestros alumnos a identificar correctamente las emociones y a mejorar su expresión. Así pues, si vemos que alguno confunde el miedo con la tristeza es importante que le advirtamos y le expliquemos porqué razones los está confundiendo.

 

OBJETIVOS

• Tomar conciencia de las situaciones que nos ponen tristes.

• Expresar en voz alta nuestros momentos tristes.

• Reconocer cómo se sienten los demás: empatía.

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La propuesta se basa en crear un rincón en el aula donde los alumnos puedan ir cada vez que se sientan tristes. En el momento que eso suceda, se dirigirán al rincón escogido y se esperarán allí hasta que la maestra o maestro se acerque. 

Si hay tiempo, hablarán de la vivencia de la tristeza, pero si por el contrario no pueden hablarlo en ese momento, pactarán cuándo lo harán. Poco a poco iremos facilitando que sea otro alumno el que se acerque a hablar.

Decoraremos nuestro rincón de la tristeza con dibujos de lo que necesitamos las personas cuando estamos tristes (abrazos, cariño, comprensión, etc.) y también imágenes que muestren las acciones que pueden realizar para sentirse mejor en momentos de tristeza (hablar con sus padres, ver dibujos que los hagan reír, etc.).

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OBJETIVOS

• Tomar conciencia de las situaciones que nos ponen tristes.

• Expresar en voz alta nuestros momentos tristes.

• Reconocer cómo se sienten los demás: empatía.